Biblioteca de la Lectura en la Ilustración
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Identificación

Parnaso español. Colección de poesías escogidas de los más célebres poetas castellanos, Tomo II

Juan José López de Sedano
1770

Resumen

El punto de partida del prólogo al tomo segundo del Parnaso español es la valoración positiva que Sedano realiza sobre la publicación del volumen anterior un par de años antes, lo que refuerza su compromiso con la ejecución de la empresa.

Sin embargo, debemos detenernos nuevamente en el problema metodológico del compilador, uno de los puntos débiles de la colección. En el estudio del prólogo al primer tomo se ha señalado la ausencia de un criterio que ordenara la selección de autores y asumíamos que incluir índices o catálogos al final de la obra no sustituía o enmendaba dicha falta, tal y como el antólogo proponía. Sedano hace muy bien en incluir prólogos en cada tomo, porque lo que nos estamos encontrando es que el autor no tiene un plan editorial apriorístico completamente definido, sino que va cambiando sus criterios en función de distintas necesidades que pueden responder a varias realidades. El plan definitivo del Parnaso español se va trazando a medida que este se publica, y de ello da cuenta su autor en los prólogos que inician los volúmenes.

Sedano decide no incluir un catálogo bibliográfico al final de la obra «como se aseguró» en el prólogo anterior, sino que ahora considera que debe insertar noticias de los poetas antologados «para satisfacer el deseo de los curiosos». Recuerda la dificultad de la empresa que tiene entre manos, lo que puede llevar a pensar en una reducción o simplificación voluntaria de sus investigaciones sobre los vates, pasando de catálogos a noticias, previsiblemente más breves. Aclara Sedano que algunas referencias que ha localizado están muy ocultas en la bibliografía o son casi inexistentes; esto por supuesto incrementa el mérito del riojano, pero también hace sospechar de la hondura de sus rastreos bibliográficos y eruditos sobre los poetas incluidos. El proyecto del Parnaso español no sigue las líneas de la Historia literaria de España de los Mohedano, pero adolece de un rigor metodológico que también podemos apreciar en la falta de criterio para suceder esas noticias bibliográficas más allá del orden en el que aparecen los poetas en la colección, algo que, curiosamente, afeará a sus fuentes: «derramadas en varios libros y autores, difusamente escritas, sin orden, método, conexión ni dependencia». Para salvar la falta de noticias en el tomo primero, en el segundo va a incluir las de uno y las de otro, si bien es cierto que tampoco podemos leer las de todos los poetas incluidos, como Sedano indica en el prólogo.


Otra novedad en el plan editorial del Parnaso español es la de incluir algún fragmento lírico elogioso del poeta seleccionado y situarlo al final de cada noticia bibliográfica. Estas breves composiciones proceden de textos que el propio Sedano cita en el prólogo, siendo uno de los más destacados el Laurel de Apolo de Lope de Vega, un texto publicado por el dramaturgo madrileño en 1630 en el que se recogen encomios a algunos de los autores más relevantes de la época. No todas las noticias de poetas concluyen con el elogio, como puede ser el caso del heterónimo lopesco Tomé de Burguillos y algunos autores del primer tomo, como Juan de Morales, Luis de Ulloa Pereira y Alonso Ezquerra.

Concluirá el prólogo aportando otra de las finalidades de su colección. Ya se ha indicado que el Parnaso español persigue la selección de obras de los mejores poetas de la historia de la literatura española —o, al menos, los acomodados al buen gusto neoclásico—, pero ahora Sedano pretende que su obra sea un compendio de textos que los nuevos poetas deben imitar para observar las reglas del arte.

Tras el prólogo se insertan las noticias de los poetas castellanos que componen el Parnaso español correspondientes al tomo primero —ya publicado— y al segundo. Para aquel, las de Esteban Manuel de Villegas, Juan de Morales, Gregorio Morillo, Luis de Ulloa Pereira, Francisco de la Torre (Francisco de Quevedo), Agustín de Tejada, Cristóbal de Mesa, Alonso Ezquerra, Pedro de Espinosa y Andrés Rey de Artieda. De los autores del tomo segundo se incluyen las noticias de Garcilaso de la Vega, Hernando de Acuña, Alonso de Ercilla y Zúñiga, Tomé de Burguillos (Lope de Vega) y Luis Barahona de Soto.

Tras las noticias fijó composiciones poéticas de Garcilaso, Acuña (incluidas traducciones de Ovidio), Villegas (con traducciones de anacreónticas y de Teócrito), Quevedo (tanto con su nombre como bajo el pseudónimo de Francisco de la Torre), Ignacio de Luzán, Ercilla, Andrés de Perea, Lope de Vega con el heterónimo Tomé de Burguillos, Barahona de Soto, Jorge Pitillas (pseudónimo de José Gerardo Hervás y Cobo de la Torre) y Dámaso de Frías. Como puede observarse, un par de autores —Luzán y Pitillas— trascienden cronológicamente el Siglo de Oro, siendo una de las excepciones a las que Sedano se refiere en sus prólogos.

Finalmente aporta unos breves juicios críticos sobre los textos en los que ofrece algunos datos bibliográficos y justifica su inclusión en la antología.

Descripción bibliográfica

[López de Sedano, Juan José], Parnaso español. Colección de poesías escogidas de los más célebres poetas castellanos. Tomo II, Madrid: Joaquín Ibarra, 1770.
xxxii + 352 + xxvi pp.; 8º. Sign.: BNE 2/71371.

Ejemplares

Biblioteca Nacional de España

PID bdh0000254183

Bibliografía

Consúltese Parnaso español. Colección de poesias escogidas de los más célebres poetas castellanos, Tomo I.

Cita

Juan José López de Sedano (1770). Parnaso español. Colección de poesías escogidas de los más célebres poetas castellanos, Tomo II, en Biblioteca de la Lectura en la Ilustración [<http://212.128.132.174/d/parnaso-espanol-coleccion-de-poesias-escogidas-de-los-mas-celebres-poetas-castellanos-t-ii> Consulta: 23/11/2024].

Edición

PRÓLOGO

Ha correspondido tan bien la aceptación y el aplauso común [1] de esta obra a las ideas que desde luego se formaron de la utilidad de su empresa que esta sola satisfacción debe infundir la mayor esperanza de llevar al fin este gran proyecto, sin duda más vasto de lo que el público se habrá figurado hasta aquí, y constituye en la obligación de no omitir fatiga ni diligencia que se dirija a la mayor ilustración y adorno de la obra.

En este supuesto, aunque se había determinado reservar para el último tomo de la colección (como se aseguró en el primero) el catálogo histórico y bibliográfico de los poetas castellanos que deben componer el Parnaso español, sin embargo, para satisfacer el deseo de los curiosos, se ha resuelto insertar en cada volumen las noticias históricas de nuestros poetas, siguiendo no el orden de siglos y edades en que florecieron —como era el ánimo—, sino el que llevan en la colección; ni tampoco las de todos los que incluye cada volumen (dejando las de algunos para cuando se inserten los retratos o se incluya la mayor porción de sus obras), sino las de aquellos de quienes haya ya pocas o ninguna que incluir, trabajo que será de tanta estimación para los eruditos cuanta es la utilidad y lo difícil de la empresa.

Nadie ignora la escasez [2] de noticias en que generalmente vivimos sobre este particular por la natural desidia en conservar a la posteridad las memorias de los mayores héroes de nuestra literatura. Por esta causa, las que se den de muchos de nuestros poetas serán muy apreciables por ser las primeras que hasta ahora han llegado a la noticia común, no habiendo sido menor trabajo el de sacar algunas de los más profundos senos de la oscuridad y del olvido que el de reducir a historia o a compendio otras que se hallan perdidas y derramadas en varios libros y autores, difusamente escritas, sin orden, método, conexión ni dependencia, y esto obligará a extenderse algo más en la noticia de algunos autores y a contentarse con apuntar en otros las pocas memorias que existen de sus producciones literarias.


También se adornará esta idea con otra no menos oportuna y propia de la obra, cual es la de insertar los elogios poéticos de cada autor al fin de su noticia. Lope de Vega, en su Laurel de Apolo [3]; Miguel de Cervantes Saavedra, en el Canto de Calíope —que se haya en el libro de la Galatea [4]— y en su Viaje del Parnaso [5]; don Luis Zapata, en el canto 38 de su Carlos Famoso [6], y Gaspar Gil Polo, en su Canto del Turia —que está en su Diana enamorada[7]—, son los autores de quienes se pueden tomar los elogios de nuestros poetas, añadiendo algún otro que lo haya ejecutado más particularmente [8]. De estos se insertarán los que se encuentran en las dos primeras obras, como más clásicos y universales, si bien en la primera luce y se aprecia más la amenidad y facilidad del estilo que la calidad de la crítica y el juicio y graduación de los autores, pues en muchos se dejó llevar más de la condescendencia que del mérito; de otros, dignísimos del lauro, hace un elogio tan diminuto que hasta los nombres calla, y de otros, se olvida enteramente, al paso que en algunos de una clase muy ínfima se extiende en elogios excesivos y dilatados, calidades que se observan todo al contrario en la segunda y tercera, en las que a la dureza y sequedad del estilo recompensa el juicio, la crítica y madurez de la censura.

Desde este segundo tomo se empieza a verificar la oferta hecha en el preliminar del primero de que, sin embargo de ceñirse el instituto de esta obra al Siglo de Oro de nuestra poesía, no por eso se dejarían de incluir obras de autores anteriores a Garcilaso y del presente siglo, pues se insertan algunas piezas de ingenios de nuestros días que han sabido conservar el honor de nuestra poesía en prueba de que no es tan total su decadencia, como algunos declaman [9].

Es verdad que quisiéramos que, así como se presentan modelos y dechados para la imitación en cada una de sus principales especies, hubiese también ingenios capaces de imitarlos y de seguirlos, pero estas son obras de la providencia y del tiempo.

  1. Realmente no todo fueron aplausos a esta obra, pues incluso suscitó una dura polémica entre López de Sedano y Tomás de Iriarte. Como es sabido, el tomo primero del Parnaso español recoge la traducción del Arte poética de Horacio que realizó el autor barroco Vicente Espinel. Años más tarde, en 1777, Iriarte publica El Arte poética de Horacio o Epístola a los Pisones, en cuyo discurso preliminar se critican tanto errores de Espinel en su versión de la obra horaciana como la falta de criterio de Sedano por incluirla en su proyecto. Pero es que al año siguiente ve la luz el noveno y último tomo del Parnaso español, en el que Sedano responde al tinerfeño. En ese mismo año de 1778 Iriarte publica Donde las dan las toman, diálogo joco-serio sobre la traducción del Arte Poética de Horacio, que dio a luz D. Tomas de Iriarte, y sobre la impugnación que de aquella obra ha publicado D. Juan José López de Sedano al fin del tomo IX del Parnaso español, por el mismo D. Tomás de Iriarte, que con este motivo da también a luz una traducción en verso castellano de la primera Sátira de Horacio, donde vuelve a censurar al riojano, incluyendo una supuesta carta del cervantista y académico Vicente de los Ríos en la que este criticaba el Parnaso. Para profundizar en esta polémica pueden consultarse, entre otros, Cáseda Teresa, Jesús Fernando, «Sedano polemista. Crítica y pendencias en la república de las letras», Berceo, 158, 2010, pp. 7-30 y Ruiz Pérez, Pedro, «La polémica entre Sedano e Iriarte: punta y raíz de la espina», Philologia Hispalensis, 33/2, 2019, pp. 51-70.
  2. El compilador insiste en la dificultad de sus investigaciones.
  3. El Laurel de Apolo fue publicado en 1630. Además del interés literario, es una obra que elogia a muchos autores coetáneos y anteriores a Lope de Vega, pero también incluye críticas a plumas que, por ejemplo, representaban un estilo contrario al defendido por el Fénix, como la estética gongorista.
  4. Hasta un centenar de autores es alabado por Cervantes en esta composición incluida en el libro sexto de La Galatea, novela pastoril de 1585.
  5. En este poema narrativo, de 1614, hay tanto encomio como crítica a escritores.
  6. Luis Zapata de Chaves publicó su extenso poema épico Carlo famoso en 1566. El canto XXXVIII principia con un proemio en el que «se hace mención de algunos escritores y hombres doctos de España».
  7. Destacada novela pastoril de 1564 en cuyo libro segundo se incluyen los 352 versos de esa composición poética que, alegóricamente, canta el río Turia.
  8. Podrían haberse incluido otros textos laudatorios, como la loa La comedia de Agustín de Rojas Villandrando, incluida en su obra miscelánea El viaje entretenido (1604).
  9. Luis José Velázquez escribe, al referirse a la poesía contemporánea en la parte segunda de sus Orígenes de la poesía castellana (1754), que persisten en ella «puerilidades y vicios con que de nuevo han procurado afearla algunos malos poetas, que pueden considerarse como las últimas reliquias de la ignorancia del siglo pasado» (Velázquez, Luis José, Orígenes de la poesía castellana, Málaga: Oficina de Francisco Martínez de Aguilar, 1754, p. 73). Sin embargo, en este punto Sedano se refiere especialmente a los ataques extranjeros —especialmente franceses— que hubo de soportar la literatura española tras los denuestos infundados de Du Perron o Masson de Morvilliers, entre otros, cuyas intervenciones desataron una polémica en la que intervinieron Montiano, Forner, García de la Huerta o Nasarre. Se ofrece una explicación de esta diatriba en López Martín, Ismael, «La pervivencia de un canon neoclásico heredado: Lope de Vega a la luz del Theatro Hespañol de Vicente García de la Huerta», en Cañas Murillo, Jesús, Miguel Ángel Lama Hernández y José Roso Díaz, eds., Vicente García de la Huerta y su obra (1734-1787), Madrid: Visor, 2015, pp. 319-343.