En el tomo VIII, los Mohedano retoman la narración histórica tras el volumen anterior, que había servido como un excurso en defensa de los españoles a propósito de la corrupción de la elocuencia romana.
El «Prólogo» de este nuevo tomo está dividido en dos partes: defensa de la crítica y reseña de contenidos. En el primer caso, los franciscanos lamentan el retraso en la publicación de su obra. Los dos volúmenes anteriores se habían impreso en 1780 y 1781, por lo que no se cumplen los cuatro años a los que se refieren los cordobeses en el prólogo. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el tomo V vio la luz en 1777, entonces sí serían cuatro años. Parece claro que estos últimos tomos fueron escritos a la vez, y de ahí las fechas sin publicar.
Los autores aceptan que su obra puede estar sometida a la crítica, pero no entienden que esas censuras fueran tan infundadas y negativas. Reiteran la utilidad de su obra y discuten con la crítica el concepto de historia literaria, queriendo alejarse de la breve con que habitualmente se trataban esos asuntos, según ellos. Dicen:
¿No es historia literaria la ilustración de los orígenes de la literatura? ¿No es historia literaria el descubrimiento probable o verosímil de la antigua instrucción de los españoles en artes y ciencias? ¿Nada conduce a la historia del humano conocimiento desterrar tantas y tan continuadas fábulas sobre el gobierno antiguo de los españoles, sus estudios, sus usos y costumbres, sus progresos en el arte militar, en la agricultura, en la marina y en el comercio? Descubrir lo verdadero, lo probable o lo verosímil en estos puntos, ¿es cosa impertinente, superflua e indigna de la historia literaria de la nación? Ilustrar las vidas y los escritos de los Balbos, los Higinios, los Porcios y otros sabios españoles, ¿es perder el tiempo y escribir de todo menos de la historia literaria de España? ¿Puede decir esto ninguno que sepa los primeros elementos de la historia literaria? ¿A quién sino a un ciego se podría haber ocultado que hay noticias de historia literaria en nuestros tomos antecedentes?
Como ya se ha comentado a propósito de tomos precedentes, los Mohedano manejan un concepto de literatura que es anterior a la idea romántica del término (raíz del uso actual) y uno de español que trasciende los límites espaciotemporales que la historiografía da en la actualidad para ello.
La segunda parte la constituye el resumen de lo que se contiene en el tomo VIII, que son los libros XIII, XIV y XV de la colección. En ellos se aborda la figura de Columela y sus escritos, con la trascripción de tres apologías de este autor, que los Mohedano destacan especialmente y advierten que incluyen a modo de apéndice. Un segundo apéndice lo constituirían otras noticias sobre obras de Columela, aunque en el índice se advierte un error en la numeración, pues se considera una sección cuarta a la «Noticia de algunas reglas de Columela que se hallan en la obra escrita en arábigo por Abu-Zacaría, natural de Sevilla». No puede ser una sección cuarta porque en el bloque anterior solo se recogen tres apologías del gaditano. De hecho, el epígrafe siguiente, «Cotejo del Prólogo de Abu-Zacaría con la obra de Columela» ya lleva el número romano II.
Tras el prólogo se desarrollan los tres libros y se incluyen el «Índice de las cosas notables» y las «Correcciones», una fe de erratas del propio volumen.
