El «Prólogo» del tomo V insiste en la clasificación de los críticos y en la necesidad que tenía la nación de contar con una obra como la que estaban haciendo los Mohedano. Los autores recuerdan algunas de las funciones que cumplía su obra, valorando que la nación la estaba esperando, que es instructiva (especialmente para la juventud) y que reivindica las valías patrias frente a los extranjeros. A partir de ahí continúan con la división de los críticos en dos grandes grupos: unas «almas generosas» y unos «celosos». Las primeras vierten sus nobles deseos sobre la colección; los autores no se detienen más. Su preocupación principal está en defenderse de los otros. Estos les acusaban de pereza en el escribir. Los Mohedano, poniendo ejemplos del tiempo que empleaban autores de la Antigüedad en que sus obras vieran la luz, describen qué habían hecho ellos desde 1766 en que empezó la Historia literaria y cómo cada tomo salía más o menos en el tiempo de un año.
Los franciscanos se preguntan por las credenciales de esos críticos que no han escrito nada y ya se ven con la facultad de enjuiciar obras ajenas. Además, indican que escriben por la necesidad que tienen los lectores de una obra como la suya y no para la diversión de las gentes.
Por otro lado, exponen las motivaciones metodológicas que están siguiendo en su obra: seleccionan lo que puede encontrarse en varios escritos y lo reúnen, pero no a la manera de compendios, sino con la profundidad que ellos consideran que se precisa en una obra que está sentando bases, dejando la puerta abierta a que, posteriormente, se puedan realizar esos resúmenes:
Nuestra nación necesita un conocimiento extenso y profundo de su historia literaria y aun de la historia literaria en general por respeto a todos los siglos y naciones. Este conocimiento no se puede adquirir sino leyendo y reflexionando infinidad de obras e inmensidad de volúmenes, donde están esparcidas aquellas noticias entre otras muchas de distinta naturaleza, como también los principios por donde pueden adquirirlas. Nuestra obra, aunque difusa, es un compendio o un suplemento de todos estos volúmenes que sería necesario leer y reflexionar para extraer al fin de mucho trabajo y de muchos años las noticias literarias de la nación española. Hecha esta obra fundamental, será muy fácil después formar un compendio para los ociosos, los delicados, los que forman sus delicias de libros pequeños y a cuyos estómagos excitan náusea los tomos en folio o, más bien, será conveniente este compendio para las gentes ocupadas y de otra profesión que gustan de una tintura literaria o de una diversión útil. Pero, antes de quintaesencias, se necesitan cuerpos enteros, y tratarse a fondo la historia literaria con averiguaciones profundas, ilustraciones, fundamentos y todo lo que conduce no solo a dar una idea completa de nuestra literaria, sino del modo con que los jóvenes y estudiosos deben entrar en esta nueva provincia, abriéndoles sendas y caminos por donde llegue a su término deseado.
Advierten, así, que la naturaleza utilitaria de su obra está también en cómo los jóvenes deben leer la historia literaria de la nación: primero a partir de una obra general y profunda y, solo después, con resúmenes, y todo ello con el fin de que encuentren su propio camino de instrucción. Concluye el prólogo con unas advertencias de errores en tomos ya publicados anteriormente.
Tras este paratexto se incluye el «Índice de lo que contiene en este tomo quinto», que se refiere a los libros IX y X en el cómputo global de la colección, fundamentalmente referidos a Higinio y a Marco Porcio Latrón, incluyendo, además, un breve comentario sobre otros escritores de ese tiempo. Después, una «Advertencia» sobre el proceso de publicación de este volumen y la redacción de los siguientes y las «Erratas». A continuación, se desgranan los libros IX y X.
Finaliza el tomo con el «Índice de las cosas notables» del volumen.