En 1761 se publicaba en La Haya este tratadillo titulado De la bibliomanie, escrito por el académico de Lyon Louis Bollioud de Mermet. En este discurso el que fuera Secretario perpetuo de la Academia de Ciencias y Bellas Letras de esta ciudad francesa y bibliómano reconocido denunciaba una moda que se había extendido en la sociedad de su tiempo, a saber, el gusto por acumular libros solo por vanidad o por lujo.
Según explica, la proliferación de bibliotecas privadas se ha convertido en un mal del siglo, por cuanto la función pública que se halla implícita en la impresión de las obras y en los beneficios que derivan de la lectura se habían deturpado. El gran problema que observa es que los libros se han convertido en un artículo que unos coleccionan por el mero placer de hacer ostentación de lo que poseen y otros acumulan sin saber cuáles resultan más adecuados para satisfacer sus necesidades lectoras. Como otros contemporáneos, Bollioud de Mermet denuncia que las obras impresas o manuscritas se había convertido en un objeto de deseo por parte de personas tan adineradas como incultas (comerciantes y burgueses principalmente), que se presentaban como aficionados a todas las artes y ansiaban exhibir lo mismo pinturas que estampas, jarrones, medallas o libros.
La función primigenia de una biblioteca privada, que forma parte del gabinete donde su propietario, cuando es un hombre de letras o un erudito, se retira para leer, escribir o instruirse, se vio adulterada por quienes no pretendían sino lucirse acumulando libros que eran incapaces de leer y mucho menos de comprender. La biblioteca privada pierde así su razón de ser, lo cual, unido a los intereses de impresores y libreros, ocasionó que el consumo de libros se convirtiera, para unos, en un lucrativo negocio y, para otros, en una muestra más de su privilegiada situación económica. Bollioud de Mermet se lamenta por ello de esta errónea utilización de los libros que desnaturaliza la afición de los auténticos hombres de letras a la creación de bibliotecas y la función misma de la imprenta.
El discurso se divide en cuatro partes en las que Bollioud de Mermet va desgranando los efectos de esta afición. La organización del mismo en partes sucesivas le permite no solo desacreditar a los bibliómanos incultos, sino poner de relieve las consecuencias generales derivadas de su vicio acumulativo: desde que dejen de estar en circulación libros a los que no pueden acceder los lectores entendidos a la especialización de las imprentas en ediciones lujosas, pasando por la constante reimpresión de autores canónicos y muy reconocidos.