Jusepe Antonio González de Salas (1592-1651) fue un erudito y humanista español nacido en Madrid. Proveniente de una familia de la alta aristocracia, desde muy joven consagró su vida al estudio, y contó con maestros insignes como Lupercio Leonado de Argensola. Fue uno de los hombres de letras españoles más destacados de su tiempo, con perfecto dominio del griego, el latín y el hebreo y amplios conocimientos de Historia, Geografía y Filología clásica. Contó con la amistad de destacados eruditos contemporáneos como Constantino Sofía o Gaspar Scioppio, aunque su amistad más célebre fue sin duda la que le unió a Francisco de Quevedo, con quien compartía el gusto por lo satírico y lo jocoso, y a quien editó la obra El Parnaso español (1648) de forma póstuma. Con una limitada obra poética, los textos que mayor repercusión han tenido son sus traducciones y comentarios de autores clásicos, como la obra dedicada al Satiricón de Petronio o el comentario de la poética aristotélica, Nueva idea de la tragedia antigua, publicada originalmente en Madrid el año 1633.
En un breve texto introductorio, el editor reconoce el gran número de comentarios y glosas que, a lo largo de los siglos, se han realizado sobre el texto aristotélico. Sostiene, sin embargo, que el comentario de Salas se eleva sobre los otros tanto por su gran perspicacia e inteligencia como por el hecho de que su vasta erudición clásica es capaz de arrojar luz sobre algunas de las omisiones y ángulos oscuros que desde su descubrimiento presentó el tratado poético y llenó de dudas a sus estudiosos.
La primera parte de la obra, correspondiente al primer volumen, está dividida en trece capítulos o secciones en los que se comenta, parafrasea y amplifica el texto del filósofo griego. Salas trata de explicar algunos de los pasajes más difíciles de la obra, muchas veces a través de largas digresiones que llegan a ocupar capítulos enteros. Un ejemplo de ello son los contenidos de las secciones quinta a decimoprimera, llenas de notas cultas sobre la música, la danza y los procedimientos de representación del teatro griego que apenas se insinúan en el texto aristotélico. En estos comentarios, Salas se apoya en las interpretaciones anteriores, que sin embargo pasa por el tamiz de su propio criterio crítico. Este procedimiento de interpretación del texto a través de interpretaciones anteriores es tan exhaustivo que supone una auténtica recopilación de las interpretaciones renacentistas y barrocas no solo sobre el tratado del Estagirita, sino sobre el conjunto del género dramático.
La segunda parte, correspondiente al segundo volumen de la obra, lleva por título Tragedia práctica y observaciones que deben preceder a la tragedia española intitulada «Las Troyanas», y se trata de una traducción del propio Salas de esta obra de Séneca. Salas la considera ejemplo perfecto de obra dramática, ajustada al gusto y las directrices del pensamiento aristotélico. Junto a la traducción, incorpora un amplio estudio sobre el autor latino, así como unas observaciones preliminares que justifican su elección del texto.
La edición dieciochesca fue anunciada por Pellicer y Saforcada en su Ensayo de una biblioteca de traductores españoles y reclamada por Mayans y Siscar en su Vida del maestro fray Luis de León de 1761 como un libro que era necesario reeditar por su valor erudito. Con anterioridad, Mayans en la Vida de Miguel de Cervantes (1737) recomienda su lectura para un buen entendimiento de la Poética de Aristóteles.