Thomas Twining (1735-1804) fue un destacado musicólogo, clérigo y estudioso de la cultura clásica inglés nacido en Twickhenham (localidad del actual Gran Londres). Era hijo del famoso comerciante de tés Daniel Twining, pero en lugar de seguir la tradición familiar en el mundo empresarial orientó su vida al estudio. En 1755 ingresó en la Universidad de Cambridge, y en 1760 ya era profesor en ella. Tomó las órdenes en 1764, año en que también se casó con Elizabeth Smythies, y fue pastor en diversas parroquias inglesas. Su obra más destacada, y a la que debe su prestigio académico, fue sin duda su traducción de la Poética aristotélica, publicada en 1789. Sin embargo, entre sus intereses académicos (e incluso gustos personales, ya que tocaba el violín y el clavecín) se encontraba también la música, como queda reflejado en la segunda disertación contenida en esta obra. En este sentido, colaboró con su amigo Charles Burney en la elaboración de su monumental History of Music, que se escribió entre 1776 y 1889. Burney, además, fue quien escribió su obituario cuando Twining falleció en Colchester en 1804.
La traducción del texto aristotélico realizada por Twining se compone de cuatro partes bien diferenciadas, y refleja no solo su condición de erudito en cuestiones literario-filosóficas, sino también sus vastos conocimientos en cuestiones de musicología.
El libro arranca con una disertación, On poetry considered as an imitative art (pp. 3-43), que trata de arrojar luz sobre un embrollo teórico que se extiende hasta nuestros días, el de la ambigüedad y dificultad del término imitación aplicado a la poesía (que no es otra cosa que la ambigüedad y dificultad de tratar de sistematizar cómo la palabra poética refleja y se relaciona con nuestro mundo).
La segunda disertación, titulada On the different senses of the word, imitative, as applied to music by the antients, and by the moderns (pp. 44-61), sigue la estela del primer texto, aunque en esta ocasión aplicado al ámbito musical, aún más ambiguo y confuso que el literario en lo que a cuestiones miméticas se refiere.
La tercera parte del libro se compone de la traducción de Twining de la Poética aristotélica (pp. 63-135). Se trata de una traducción directa del griego, que en el prefacio el autor juzga mucho mejor que las otras dos de este tipo traducidas hasta entonces al inglés (en 1705 y 1775), y que cuenta con la particularidad de presentar una segmentación propia en cinco partes, con sus correspondientes subapartados, y que se corresponde con los principales conceptos abordados por Aristóteles. En palabras de Twining, su objetivo con este texto era verter el original griego de tal forma que satisficiera tanto al helenista como al lector no interesado en cuestiones propiamente filológicas: «My object, in few words, was, to produce a version sufficiently close and accurate to satisfy those readers who are acquainted with the original, and, at the same time, sufficiently English to be read without disgust by those who are not» (p. v).
La última parte es un extensísimo aparato de notas, que ocupa casi tres cuartos del volumen (pp. 137-565) en las que Twining comenta, aclara y trata de ofrecer respuesta a los múltiples interrogantes y zonas de sombra que desde los orígenes de su estudio ha planteado el gran tratado aristotélico sobre la poesía. A ello hay que añadir dos índices, uno que recoge al conjunto de poetas, críticos y filósofos mencionados por Aristóteles, y un segundo que reúne los términos usados por Twining en las dos disertaciones y en las notas.
Más allá de la minuciosidad del trabajo (algo que se desprende de la mera descripción de los contenidos del texto), cabe destacar al menos tres elementos más de la obra de Twining. El primero es la perspectiva hacia la música, su indagación profunda en la relación entre esta y la mímesis, que si bien no es algo inédito en los numerosísimos tratados de estética dieciochescos, está cerca de serlo en lo que respecta a los traductores de la Poética aristotélica. En segundo lugar, cabe destacar que uno de los objetivos manifiestos de esta obra era no tanto fijar y aclarar vocabulario con respecto a algunos de los conceptos aristotélicos más espinosos (mímesis, verosimilitud, etc.), sino también indagar en las múltiples implicaciones filosóficas que dichas nociones encierran. Se trata de un gesto necesario y clarividente para un problema que, a día de hoy, ni los estudiosos de Aristóteles ni los teóricos de la ficción han logrado resolver por completo. Por último, Malek (1971: 260) pone en valor el enfoque de Twining en un contexto histórico como el suyo, en el que tratar de explicar el arte en función de la idea de imitación empezaba a quedar desfasado a favor de otros conceptos como genio, gusto o estilo, como demuestran los trabajos contemporáneos de William Jones o Lord Kames.